Preguntas frecuentes (FAQ)
sobre osteoporosis

Las mujeres, especialmente después de la menopausia, tienen mayor riesgo de padecerla debido a la disminución de estrógenos, una hormona que ayuda a proteger la densidad ósea.

El riesgo aumenta significativamente después de los 50 años, pero la pérdida de masa ósea puede comenzar antes, a partir de los 30 años. Por eso es clave la prevención desde edades tempranas.

El diagnóstico de la osteoporosis puede llevarse a cabo con diversas metodologías:

  • Estudio individual de los factores de riesgo, destacando el antecedente de fracturas inesperadas, antecedentes familiares, ciertos tratamientos, patologías concomitantes, etc. (mediante el uso de herramientas como el FRAX)
  • Técnicas de cribado, como localización de áreas de dolor y la Densitometría Ultrasónica del Calcáneo (DUC)
  • Mediante una densitometría ósea (DEXA), una prueba indolora que mide la densidad mineral de los huesos.

Depende de la dieta y necesidades individuales de cada persona. En estos casos, es mejor consultar con un médico para que pueda establecer las pautas a seguir.

No son imprescindibles, pero son una de las fuentes más eficientes de calcio. Si no consumes lácteos por intolerancia o alergia, puedes obtener estos nutrientes en yogures y quesos, así como en verduras de hoja verde, frutos secos o pescado azul, entre otros. Puede también valorarse la suplementación nutricional.

No tiene cura, pero con tratamiento adecuado (farmacológico y no farmacológico) se puede frenar su progreso y reducir el riesgo de fracturas.

Sí, tener familiares directos (madre, abuela) con osteoporosis aumenta el riesgo. Sin embargo, unos hábitos de vida saludable (dieta, ejercicio) pueden ayudarnos a frenar su progresión.

El exceso de cafeína puede interferir con la absorción de calcio. Se recomienda consumir esta bebida con moderación y asegurar una adecuada ingesta de calcio.

Tanto el tabaco como el alcohol perjudican la salud ósea al interferir con la formación del hueso, reducir la absorción de calcio y vitamina D, y alterar el equilibrio hormonal. Además, el alcohol aumenta el riesgo de caídas, y el tabaco reduce el flujo sanguíneo óseo, dificultando su regeneración.

No es frecuente, pero puede darse en mujeres jóvenes por trastornos alimenticios, amenorrea y alteraciones hormonales, ciertas enfermedades, el uso prolongado de corticoides u otros tratamientos, o ciertos estadios temporales como la gestación y lactancia, entre otras.

Depende de la ubicación y el tipo de piel. En zonas poco soleadas o con el uso de protector solar alto, puede ser interesante suplementar, siempre tras un análisis médico.

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