Tríada de la atleta (TAF): un desequilibrio entre el deporte y la salud

TAF

Artículo de José Luís Baquero, coordinador de RSC, RI y Acceso, Fundación OAFI y Alejandro Baquero Zazo, Marta García Manrique, Ángel González de la Flor, Nina Martínez Fernández, Jose Luis Neyro Bilbao y Josep Vergés Milano

Artículo publicado en The New Medical Economics en Octubre de 2025

La «tríada de la atleta femenina” (TAF), término acuñado en 1992 por el Colegio Americano de Medicina Deportiva (ACSM), es un síndrome clínico que afecta principalmente a mujeres deportistas sometidas a una alta exigencia y rendimiento físico, especialmente en disciplinas deportivas que se acompañan de un riguroso control del peso, como la gimnasia artística y el atletismo de fondo, entre otras.

La TAF hace referencia a los tres componentes interrelacionados que juegan un papel clave en su origen, como son: 1, el inadecuado equilibrio energético (con o sin trastornos de la conducta alimentaria); 2, la alteración hormonal o disfunción menstrual; y 3, su consecuencia en la salud ósea; entrando en un ciclo vicioso de retroalimentación entre tres factores.

Los tres factores de la TAF:

  1. Bajo consumo energético y nutricional, que puede deberse a una ingesta insuficiente de calorías para cubrir el gasto energético del ejercicio; como pueden ser las dietas extremas para perder peso con una restricción calórica excesiva o mal balanceada; o diversas manifestaciones del trastorno de la conducta alimentaria (TCA) como la anorexia o la bulimia, inducidos a veces por la exigencia en el peso.
  2. Disfunción en el ciclo menstrual observándose irregularidad e incluso su falta (amenorrea). De hecho, el déficit nutricional por una dieta pobre en calorías y grasas, unido al ejercicio intenso y el estrés de la competición, produce cambios hormonales que llevan a alteraciones del ciclo menstrual con periodos tan largos como años o incluso a su desaparición.
  3. Baja densidad ósea, consecutiva a los largos periodos sin estrógenos, consecuencia de la amenorrea, suponiendo un riesgo desde estadios de baja masa ósea o incluso osteoporosis, consecuencia del déficit estrogénico y la inadecuada ingesta nutricional en cantidad y calidad, pudiendo faltar determinados componentes como minerales, vitamina D, proteínas, etc.; todo ello provoca que los huesos empeoren su estructura y se desmineralicen y en conjunto, se debiliten, aumentando el riesgo de fracturas por fragilidad y/o estrés, debidas a impactos de baja intensidad.

El pico de masa ósea en condiciones normales se alcanza hacia los 25-30 años, pero en estas circunstancias, puede no llegar a los niveles genéticamente inducidos. En estas circunstancias, la osteoporosis será “temprana”; y si además concurren otros factores de riesgo como ciertas enfermedades concomitantes, como diabetes tipo 1, enfermedad celíaca o trastornos alimentarios; empleo de ciertos medicamentos como corticoides y heparina, hábito tabáquico, o alto consumo de alcohol o café, entre otros, el asunto se complica aún más.

TAF: Un proceso silente y su evolución

Siendo un proceso silente, la evolución de la tríada (TAF) no suele ser percibida hasta que surge alguna de sus complicaciones: fracturas por fragilidad, principalmente en pies, tobillos o rodillas y más raramente, cadera; lesiones en ligamentos como el ligamento cruzado anterior con un riesgo hasta 8 veces superior entre las mujeres que en los hombres (dependiendo del deporte, la edad y el nivel de competición entre otros); así como otras lesiones como la fascitis plantar; dolor en extremidades y disfuncionalidad; dolor en área genital, rectal o glútea; disfunción urinaria e incapacidad para retener la orina; e incluso infertilidad. Además, a medio/largo plazo, tendrá un impacto negativo en el rendimiento deportivo y en la salud general.

Sin duda debe primar la prevención, con un adecuado plan y seguimiento, lo que pasa por la educación des de muy jóvenes; formación multidireccional a la atleta, el equipo técnico, padres y profesionales de la salud implicados sobre los factores de riesgos de la TAF, su prevención y abordaje.

Resulta imprescindible conocer las fases del ciclo menstrual de cada atleta y adecuar sus ritmos de entrenamiento a estas, con seguimiento regular y frecuente de los factores de riesgo, del propio ciclo menstrual y de la salud ósea (hay métodos de cribado validados, inocuos, de bajo coste y rápidos como la densitometría ultrasónica del calcáneo); limitar las dietas restrictivas y solo dirigidas por profe- sionales en la materia, garantizando una ingesta adecuada de nutrientes y calórica suficiente para cubrir el gasto energético.

También el apoyo emocional especialmente si hay señales de TCA o estrés extremo; evitar el entrenamiento mientras se está lesionada, enferma o excesivamente cansada, dándole importancia a la recuperación física y mental, como parte del propio plan de entrenamiento; y la intervención temprana ante la aparición de cualquiera de los signos antes descritos, con un abordaje profesional multidisciplinar desde la propia atleta, entrenador, médico, nutricionista y psicólogo principalmente.

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Hábitos convenientes para evitar la TAF

Es conveniente desde edades tempranas, promover hábitos saludables, referidos a la alimentación, ejercicio, descanso, etc.; y una cultura deportiva que valore el bienestar físico y mental, y no solo el resultado y rendimiento; huir de las modas de carácter estético fomentando la imagen corporal saludable; con hábitos alimenticios equilibrados con las necesidades concretas de la joven, pues recuérdese que la amenorrea no solo se da entre atletas de élite o de alto rendimiento.

Así mismo, durante la infancia es conveniente ampliar las relaciones sociales más allá de solo el ámbito deportivo y moderar así, el espíritu competitivo. La prevención, la educación y el acompañamiento son factores clave para evitar la TAF y mantener la práctica deportiva como una actividad saludable; debiéndose generar un entorno de confianza donde las atletas puedan expresar preocupaciones, hábitos y alertar ante la percepción de cualquier señal en su cuerpo o de su salud mental.

La fisioterapia desempeña un papel fundamental en el abordaje integral de TAF, tanto en la prevención como en la recuperación de las lesiones musculoesqueléticas relacionadas. El fisioterapeuta interviene en la gestión de las cargas de entrenamiento, ajustando la intensidad, frecuencia y volumen del ejercicio a las distintas fases del ciclo menstrual de cada deportista, para evitar el sobre entrenamiento y reducir el riesgo de lesiones por estrés óseo.

Además, se diseñan programas individualizados de ejercicio terapéutico orientados al fortalecimiento muscular, la mejora del control motor y la optimización de la salud ósea mediante ejercicios de impacto progresivo y fuerza muscular. La fisioterapia también promueve estrategias de recuperación activa, técnicas manuales y educación en hábitos de autocuidado, integrándose dentro de un equipo multidisciplinar junto con médicos, preparadores físicos, nutricionistas y psicólogos. De esta manera, contribuye a restablecer el equilibrio, reducir el riesgo de fracturas y mejorar la salud a largo plazo de la atleta.

El Punto de vista nutricional

Desde el punto de vista nutricional es necesario hace una valoración precisa del gasto calórico del deportista y contrastarlo con la ingesta mediante la realización de la historia dietética completa. Esto nos permitirá hacer una valoración del déficit energético y establecer una dieta individualizada que incluye la composición de macro y micro nutrientes adecuada para la atleta y la disciplina deportiva.

Esta dieta debe no solo debe corregir las deficiencias nutricionales, sino conseguir una adaptación a largo plazo, encaminada a mantener el peso adecuado incorporando las proteínas (1,2-1,6 gr./kg. de peso) y los nutrientes esenciales (Calcio, Vitamina D, Vitamina K, Vitaminas B, Hierro, Zinc) ajustado a las necesidades, evitando así futuros déficits. Se valorará también la necesidad de la suplementación especialmente si se identifican carencias importantes.

Desde OAFI seguimos trabajando para mejorar el abordaje y la calidad de vida de todas las personas que sufren patologías osteoarticulares, como las atletas.

Puede contactarse con nosotros en c/ Tuset, 19, piso 3º, puerta 2ª en Barcelona, o a través del teléfono: 931 594 015; del correo electrónico info@oafifoundation.com; o visitar la web https://www.oafifoundation. com/.

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Artículo de José Luís Baquero, coordinador de RSC, RI y Acceso, Fundación OAFI y Alejandro Baquero Zazo, Marta García Manrique, Ángel González de la Flor, Nina Martínez Fernández, Jose Luis Neyro Bilbao y Josep Vergés Milano

Artículo publicado en The New Medical Economics en Octubre de 2025