El género condiciona el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades reumáticas
Artículo publicado en Geriatricarea, la Revista Digital del sector sanitario
Los determinantes sociales, como el género, impactan de forma significativa en las enfermedades reumáticas. De hecho, las diferencias clínicas según el sexo pueden retrasar el diagnóstico, afectar al desarrollo de los síntomas y modificar la respuesta al tratamiento de las patologías reumáticas, tal y como se expuso en un webinar organizado por la Fundación Española de Reumatología, en el marco de las actividades del ‘Observatorio de Igualdad de la SER’.
A juicio de los expertos que intervinieron en el webinar “Perspectiva de género en las enfermedades reumáticas: una realidad”, pese a que en los últimos años se está avanzando en la inclusión de criterios de diferenciación por sexo en los ensayos clínicos y en la revisión de guías clínicas con perspectiva de género para lograr una medicina más equitativa y eficaz, se debe seguir avanzando en este aspecto.
Y es que, en la mayoría de las enfermedades, las mujeres presentan una mayor prevalencia y la diferencia aumenta con la edad, según los datos del Informe de evaluación de la Estrategia de Enfermedades Reumáticas y Musculoesqueléticas, publicado en 2021, que analiza las diferencias de género en diferentes patologías como la osteoporosis, la artrosis, los síndromes lumbares y cervicales, la fibromialgia y la artritis reumatoide. No obstante, a pesar de esta mayor prevalencia, se reconoce más discapacidad en los hombres.
Las enfermedades inflamatorias y autoinmunes sistémicas también presentan diferencias de prevalencia según el sexo. Tal y como indica la Dra. Blanca Hernández, reumatóloga del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla, «las enfermedades inmunomediadas se originan por alteraciones en el sistema inmune, y las diferencias genéticas entre hombres y mujeres juegan un papel fundamental en su desarrollo. Es por ello que las mujeres tienen un sistema inmune más reactivo y más propenso a enfermedades del sistema inmune como la enfermedad tiroidea autoinmune, el lupus eritematoso, la esclerodermia…».
El género condiciona los síntomas y tratamientos
En cuanto al diagnóstico y sintomatología, el Dr. Javier Rivera, reumatólogo que trabaja en la práctica privada y perteneciente al Instituto Nacional del Dolor, señala queladiferencia biológica que existe entre hombres y mujeres condiciona sin duda alguna la presencia de síntomas. En las mujeres, estos tienden a ser más numerosos, más intensos, de mayor duración y con una mayor predisposición a la cronificación».
«En este contexto, el dolor se convierte en uno de los síntomas más relevantes, y diversos estudios han evidenciado diferencias en la sensibilidad al dolor, en la forma en que se afronta y en determinados marcadores biológicos que varían según el sexo», recalca el experto.
En este mismo sentido, la Dra. Rosario García de Vicuña, reumatóloga del Hospital Universitario de La Princesa (Madrid), advierte que «estos sesgos de género pueden generar otro tipo de consecuencias a la hora de establecer el diagnóstico, llevando a posibles retrasos y dificultando el manejo de la enfermedad. No se pueden tener las mismas recomendaciones, las mismas guías y el mismo libro para hombres y mujeres a la hora de tratar estas patologías».
Falta de estudios sobre tratamientos entre hombres y mujeres
La falta de estudios específicos sobre las diferencias en la respuesta a tratamientos entre hombres y mujeres también tiene consecuencias importantes. Como señalan desde la Fundación Española de Reumatología, históricamente, los ensayos clínicos han tomado como referencia mayoritaria a los hombres, sin considerar las diferencias en farmacocinética y farmacodinámica entre ambos sexos.
Esto es crucial, ya que la distribución de la grasa corporal, la masa muscular y otros factores biológicos pueden afectar la eficacia de los tratamientos. En enfermedades como la espondiloartritis axial se ha observado una menor respuesta a terapias biológicas en mujeres en comparación con los hombres.
Además, hay tratamientos ampliamente utilizados en patologías como el lupus y las vasculitis, como el rituximab, en los que también se han identificado diferencias de respuesta dependiendo de quién reciba el medicamento. En este caso, los varones pueden tener una mayor distribución del fármaco y una menor eficacia terapéutica en algunas ocasiones.
A ello se une el que, durante años, las guías de práctica clínica y las recomendaciones terapéuticas han sido las mismas para hombres y mujeres, sin llegar a contemplar que las enfermedades pueden manifestarse de manera diferente dependiendo del sujeto. “En el ámbito de la Reumatología, cada vez hay más evidencia de que el sexo influye no solo en la presentación clínica de ciertas patologías, sino también en la manera en que se diagnostican y tratan”, indica el Dr. Javier Rivera.
Un claro ejemplo de esta falta de equidad se observa en la osteoporosis, mientras que su diagnóstico y tratamiento están bien establecidos en mujeres, en los hombres a menudo se detecta cuando ya se han producido fracturas graves, como la de cadera.
«Afortunadamente, en los últimos años se está avanzando en la inclusión de criterios de diferenciación por sexo en los ensayos clínicos y en la revisión de guías clínicas con perspectiva de género para lograr una medicina más equitativa y eficaz», destaca la Dra. Elena Aurrecoechea, reumatóloga del Hospital Sierrallana.
Artículo publicado en Geriatricarea, la Revista Digital del sector sanitario
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